Mr. Morale & the Big Steppers, el camino a la sanación espiritual

¿Cómo mantienes el listón alto tras crear una obra maestra? Kendrick Lamar (también conocido como K-Dot, Duckworth o Oklama) se lleva enfrentando a este dilema desde que lanzó hace 10 años su magnun opus “good kid, m.A.A.d city”. Un álbum que se ha hecho con su puesto como clásico y que ya en su día se ganó el favor de tanto público como crítica. Kendrick parecía estar en el punto más alto de su carrera, era un aspirante a ese trono que tanto deseaba, pero para llegar a él tenía que seguir demostrando que era digno, así que en 2015 recibimos “To Pimp a Butterfly”, considerado por muchos como ni más ni menos que el mejor álbum de la historia. Una feroz crítica a Estados Unidos y los problemas raciales que suponen el día a día de tanta gente. Pasaron dos años hasta que “DAMN.” vio la luz, un disco con un acercamiento más mainstream, pero que acabó convirtiendo a Kendrick Lamar en el primer músico fuera de la música clásica y el jazz en ganar un premio Pulitzer. Tras el lanzamiento de este disco, no volvimos a tener un álbum de estudio propiamente dicho hasta el viernes 13 de Mayo de 2022. 1855 días.
“Mr. Morale & the Big Steppers” es el último regalo que nos ha hecho Kendrick. Nunca habíamos tenido que esperar tanto por un disco suyo, pero la espera ha merecido la pena, y nos ha dado razones de peso para justificar su ausencia.
Este último disco es sin duda el más personal de todos los que ha lanzado hasta la fecha. “DAMN.” ya hacía algo de introspección y varios tracks hablaban sobre su propia vida, pero aquí lo ha llevado a otro nivel. Han pasado exactamente 1855 días desde el lanzamiento de “DAMN.”, que fue lanzado en Viernes Santo, hasta el viernes 13 en el que ha salido Mr. Morale & the Big Steppers”. Esto no es casualidad, el disco que tenemos ahora entre manos supone un acercamiento mucho más profundo a la salud mental de Kendrick y todos los traumas que lleva arrastrando toda su vida. Estos 5 años de espera se han debido a que Kendrick ha estado yendo a terapia, y ha tratado de comprimir todo su aprendizaje de este último lustro en este álbum.
El concepto del disco no es otro que ese, 18 sesiones de terapia, cada una con sus propios temas, en las que nosotros tomamos el papel del psicólogo, escuchando atentamente y tratando de comprender todos estos dilemas, traumas y problemas. Así el álbum se divide en dos partes de 9 canciones cada una; la primera es “The Big Steppers” y la segunda “Mr. Morale”.
El álbum comienza con “United in Grief” una introducción perfecta que adelanta los temas que vamos a ver a lo largo de estas sesiones de terapia. Entre estos temas destacamos los principales: lidiar con tus demonios, no permitir que el pasado defina al futuro, la pobreza emocional que trae la fama, y en definitiva, el sufrimiento y la posterior sanación. Durante las canciones escucharemos principalmente la voz de Kendrick y de los artistas invitados, pero en ciertos momentos también escucharemos la voz de Whitney Alford, su pareja y la madre de sus hijos, junto con la voz de Eckhart Tolle, el guía espiritual que ha llevado a cabo estas sesiones de terapia con Kendrick.
El segundo track es “N95”, cuyo tema principal es librarse de todo lo material y lo tecnológico para ver qué somos en esencia y no dejarnos contaminar por todo el ambiente tóxico que se ha generado en los últimos años a través de internet y los medios. Si hablamos de producción, se puede notar el estilo de Baby Keem (su primo) dejando huella en la música de Kendrick. De hecho la última vez que le habíamos visto fue en su último disco, “The Melodic Blue” en el que compartía algunas canciones con Kendrick, el cual ya avisaba de este cambio en su sonido (New flows coming, be patient brother).

Conforme avanzamos en la tracklist vemos como Kendrick va tratando distintos problemas, pero no se está mojando, está evitando profundizar. En temas como “Die Hard” y “Father Time” le oímos reflexionar sobre si es demasiado tarde para abordar estos problemas o sobre temas más delicados, como que la manera en la que lo educaron no le permite ser todo lo buen padre que le gustaría ser. Se ve incapaz de llegar a alcanzar su potencial y achaca esto a los problemas que ha tenido en el pasado. “Father Time” empieza con su pareja Whitney diciéndole que necesita ir a terapia, mientras este, orgulloso, responde que no le hace falta. Es irónico porque es precisamente en este quinto track en el que empieza a desarrollar estos traumas que lleva consigo. Habla de cómo los estereotipos de la masculinidad le obligaron a esconder sus sentimientos, lo que acabó siendo una bola de nieve. Habla del ego y la competitividad heredados de su padre y de cómo nunca pudo estar a la altura de sus expectativas. Termina la canción con la reflexión de que debe romper ese ciclo generacional y acepta la terapia como algo que puede ayudarle.
Con el tema de no permitir que el pasado afecte a nuestro futuro, Kendrick aprovecha para hablar de la cultura de la cancelación, y para ello cuenta con la presencia de Kodak Black, que participa en los temas “Worldwide Steppers” y “Rich Interlude”. K-Dot sabe perfectamente lo que está haciendo al tener a un personaje tan controversial como Kodak en el álbum. Quiere deconstruir la imagen del artista como un ser superior para mostrarse a sí mismo como una persona cualquiera, con derecho a cometer sus errores y aprender de ellos, temas que abordará más tarde en “Savior”. En los temas previamente mencionados se empieza a hablar de este trauma generacional, de cómo en ciertos eventos individuales se pueden llegar a discernir patrones culturales, y la forma en la que nos introduce este tema es hablando de aquella época en la que consideraba que tener sexo con mujeres blancas era una especie de venganza racial.
Hasta ahora estamos tratando temas serios, pero el punto de inflexión de esta primera mitad del álbum llega con “We Cry Together”, que no es otra cosa que una representación de una discusión explícita entre él y Whitney, su pareja. Esta canción es una trifulca en la que cada parte saca lo peor de la otra, pero que termina con una frase muy importante: “Stop tap-dancing around the conversation”. Whitney ejerce de voz de la razón para recordarle a Kendrick que no está profundizando realmente y que se está quedando en la superficie de los problemas que está tratando. Se cierra la parte de los Big Steppers con “Purple Hearts”, en la que habla de su concepto del amor y de como éste no debe reprocharte tu pasado sino mirar hacia el futuro contigo.
Tras la acalorada discusión de “We Cry Together”, la mitad de Mr. Morale comienza con “Count me out” que empieza con la misma melodía que “United in Grief” pero seguida de la voz de Whitney que reza: “Session 10, Breakthrough”, que se puede traducir como avance. Kendrick va a empezar a profundizar en todos estos temas que ha tratado en la primera mitad, y aquí es cuando admite su principal problema, que ha sido preocuparse más por lo que ofrece a la gente que por él mismo. Al final de esta canción, finalmente acepta y hace suya la responsabilidad de todos los errores y fallos mencionados en la primera mitad.
La segunda mitad de este álbum es algo que recomiendo encarecidamente experimentar por cuenta propia, así que aquí voy a señalar los momentos clave. En esta parte el aspecto musical pasa a un segundo plano, pese a contar con producciones de la talla de Pharrell Williams, para centrarse en el mensaje. La principal crítica que se le ha hecho a este álbum es que no tiene lo que en la comunidad americana llaman “AUX value”, que viene a ser el potencial que tiene un disco para ponerlo en el altavoz en una fiesta o con tus amigos y que le guste a la gente. Esa no es la intención de esta segunda mitad en absoluto. Kendrick plasma en estas canciones todas las reflexiones y dudas que han estado rondando su cabeza desde que es un niño, y no trata de edulcorarlo de ningún modo, así que tenemos relatos de abuso, violaciones, homofobia en un estado muy crudo.
Nos acercamos a la culminación de este proyecto, pero antes tenemos algunas paradas obligatorias. En “Crown” tenemos una reflexión sobre este papel de mesías que le ha tocado adoptar, que le aleja de esa humanización que anhela por parte de su público, y hace un avance importante con su estribillo, que repite que no puede complacer a todo el mundo, aceptando que por mucho que lo intente nunca va a tener contento a todo su público.

En el tramo final del disco están comprimidos todos estos traumas que Kendrick no dejaba salir en la primera mitad. En “Auntie Diaries” habla desde su perspectiva de niño que tuvo que vivir y comprender que su tía realmente era un hombre. Habla sobre todos los lastres homofóbicos que arrastramos como sociedad, y pese a ser un hombre religioso, rechaza las ideas de la religión respecto a este aspecto para priorizar el bienestar de su familia. Reflexiona sobre el uso de la palabra “fa**ot” y la compara con “ni**a”, asociando cada una a un colectivo y haciendo autocrítica respecto a la exclusividad de estas palabras y cómo le molesta que alguien que no debe use una palabra propia de la comunidad negra cuando él nunca ha dudado en usar la otra, pese al daño que puede hacer.
En “Mother I Sober” tenemos la culminación de este álbum. Kendrick explota, se derrumba y se abre completamente en este tema en el cual habla sobre los abusos sufridos por la comunidad negra a lo largo de la historia, los casos mediáticos en este tema, e incluso ejemplifica contando la historia de que violaron a su madre cuando él tenía 5 años. Habla de cómo nunca ha estado adicto al alcohol ni a la drogas, pero si tuvo problemas a la hora de gestionar su libido, lo que le llevó a engañar a su pareja en varias ocasiones. Con todos estos temas sobre la mesa, finalmente se atreve a aceptar que puede que su condición actual sea producto de sus malos hábitos en el pasado. Tras esta revelación Kendrick hace un llamamiento tanto a su familia, como a sus oyentes, como a él mismo para abordar el trauma en sus vidas de una vez por todas y así poder construir un futuro. Se trata de alcanzar la sanación a través del perdón a uno mismo y a los que le rodean.
“Mirror” es la última canción de este álbum. Un outro que funciona como un punto y aparte en la forma de ver las cosas de Kendrick. Desde que sacó el adelanto “The Heart Part V” sabíamos que la perspectiva iba a ser un eje central de este álbum, y precisamente aquí Kendrick habla de un cambio de perspectiva en su día, para cerrar con el mantra “I choose me, Im sorry” (Me elijo a mí, lo siento). Finalmente se permite priorizarse a sí mismo, terminando así este proceso de sanación.
“Mr. Morale & the Big Steppers” es una montaña rusa de sensaciones. Un camino hacia la sanación que descubrimos a través de la experiencia de otra persona, pero que está pensado para guiarnos a nosotros también. Escuchando este álbum me he emocionado más de una vez y los pelos de punta han sido una constante. Es impresionante la labor de Kendrick y cómo logra convertir algo tan personal y crudo en un producto que puede ser disfrutado, analizado y estudiado. Este disco es un conjunto de enseñanzas y reflexiones al que se puede acudir en cualquier momento, y supone un punto de referencia para no olvidar jamás que podemos estar mal, pero siempre hay un camino para encontrarnos a nosotros mismos.
Pablo Contreras Plaza