Un recinto cerrado, en el que no entra la luz exterior, quién me iba a decir que me iba a dejar ciego. Anoche, 3 de junio, Dua Lipa se propuso ser una estrella, y lo cumplió con creces. Las 17.000 personas que llenaron el concierto se quedaron atónitas ante un espectáculo sin precedentes. Y a pesar de estar acostumbrados a las tremendas producciones del WiZink Center de Madrid, las luces, y el escenario se hicieron uno con la artista.
Pero antes de subirse, Griff, telonera de Dua Lipa en su tour europeo, cautivó al público con su música. Fue un gran descubrimiento, y no tuvo miedo de abrir ante tanta gente, dio una actuación sorprendentemente divertida.

Pero llegó el momento, las 21:12, Madrid se silenció durante unos segundos para ver a la estrella alzarse. Las pantallas introducían a la cantante con unos vídeos impresionantes, pero que no le llegaban ni a los pies. Salió Dua Lipa y la gente enloqueció, no era para menos. Con Love Again, Dua se puso a todos los asistentes en su bolsillo nada más empezar. Además, estaba acompañada por un gran equipo de bailarinas profesionales que junto a ella se comieron todo el escenario. Pero sin ninguna duda, la noche explotó cuando comenzó a sonar Levitating, y una plataforma en el medio del recinto se elevaba con Dua lipa dentro. Puro show. También cuando sonó Boys Will be boys, y todo el Wizink se llenó de linternas agitándose.


No podemos escribir esta crónica sin rendirle culto y homenaje al bajista Matty Carroll, que reventó el concierto con las frecuencias bajas que tanto caracterizan los últimos trabajos de Dua Lipa.
Sin duda, una noche que 17.000 personas no olvidarán fácilmente. El techo se le quedaba corto, Dua Lipa es una estrella.
Sin duda, una noche que 17.000 personas no olvidarán fácilmente. El techo se le quedaba corto, Dua Lipa es una estrella.